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  • sábado 14 de diciembre del 2024

Árbol de quina: INIA estudia genoma para conservar la especie

El objetivo es desarrollar tecnologías de conservación y producción de la especie, como parte de un plan de repoblamiento foredtal

08 de septiembre del 2020

El árbol de la quina es estudiado y analizado para “salvarlo”. El Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA)  ha emprendido una investigación para identificar las capacidades genéticas del milenario árbol medicinal y desarrollar  así métodos de conservación y producción para obtener especies de alta calidad.

En la primera etapa de la investigación científica molecular, el INIA buscará descifrar el genoma cloroplastidial. El material genético permitirá recolectar información sobre su evolución a lo largo del tiempo, su relación poblacional con otras especies forestarles y sus niveles de metabolitos de autodefensa, cualidad que hace muy preciado al árbol de quina.

Concluida la primera instancia, se pasará a identificar las características moleculares del genoma nuclear y su potencialidad genética. Los datos recolectados serán claves para producción de árboles de quina con alta calidad y tecnologías para que pueda adaptarse a diferentes suelos y climas.

Según el Minagri, la iniciativa ministerial es coordinada con científicos del departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) para revalorar y potenciar la conservación de esta especie forestal a nivel nacional.

A través del programa Agrorural se ha iniciado un plan de repoblamiento del árbol de quina desde agosto pasado, en 22 de provincias de diez departamentos: Bongará, Luya y Utcubamba (Amazonas); Chota, Cutervo, Santa Cruz y San Miguel (Cajamarca); La convención, Paucartambo y Urubamba (Cusco).

También en Huánuco, Leoncio Prado y Marañon (Huánuco); Ferreñafe y Cañaris (Lambayeque); Chanchamayo y Tarma (Junín); Huarochiri  (Lima); Daniel Alcides Carrión (Pasco); Ayabaca y Huancabamba (Piura); y Carabaya y Sandia (Puno).

La finalidad es reforestar 145 hectáreas con 232 000 plantaciones hasta el año 2022, contemplando una inversión de 3.7 millones de soles.

“Estas plantaciones contribuirán a la mitigación de gases de efecto invernadero y regularán el ciclo hidrológico y climático”, explicó el director ejecutivo de Agrorural, Angello Rangherlini, según recogió la agencia EFE.

Avances

El INIA ya desarrolló 6000 nuevos plantones de árbol de quina con alta calidad genética capaces de resistir plagas y con altos índices de quinina. Esta producción se realizó en el banco de germoplasma de Cajamarca bajo técnicas agronómicas y fitosanitarias y distribuidos a viveros de esta ciudad, Lima y Lambayeque.

Las plantaciones han demostrado tolerancia a diversas plagas y enfermedades y alcanzar alturas de hasta 18 metros.

Milenariamente apreciado

El Cinchina officinalis, más conocido como árbol de quina, tiene cualidades medicinales, ya que la quinina que se extrae de la corteza de su árbol es un alcaloide antipirético, antipalúdico y analgésico. Estas características lo hizo protagonista salvando millones de vidas de pacientes de paludismo y ayudando a enfermos de malaria durante el siglo pasado.

Gracias a la quinina, sintomatologías propias del paludismo como fiebre y dolor son controladas y curadas. Mientras que la quindina, otro alcaloide natural presente en la quina, es utilizada en tratamientos de frecuencia cardíaca anormal y otros trastornos del ritmo cardiaco, informa la agencia Andina.

En la medicina tradicional, la corteza sirvió para cicatrizar heridas y úlceras por su alta concentración de taninos, lo que le da principios astringentes.

Además de servir como medicina natural, el árbol de quina es dueño de valores ambientales y forestales: contribuye  en la preservación de cabeceras de cuenca y ayuda a recuperar ecosistemas de montaña por su mitigación de gases de efectos invernadero y poder regular el ciclo hidrológico y climático de su entorno.

Además que su madera es de alta calidad para la ebanistería, construcción de viviendas, entre otros productos en base a este recurso natural.

Por todo lo antes mencionado, la corteza del árbol de quina fue utilizada desde los antiguos pobladores del Perú hasta el libertador Simón Bolívar, que junto al Congreso del Perú aprobaron la aparición del árbol en el Escudo Nacional el 24 de febrero de 1825.

Amenazado en medio de la pandemia

Con la aparición de la cloroquina –la medicina de moda utilizada en tratamientos contra  la covid-19 y sustituto sintético de la quinina-, en 1934, los atributos del árbol de quina fueron dejados un poco de lado. Sumado a tres siglos de explotación para obtener su corteza, la deforestación está haciendo que la especie esté en riesgo de desaparecer.

Pese a que no existen pruebas de la efectividad de la cloroquina contra la enfermedad causada por el coronavirus, la pandemia incitó a la extracción furtiva de la corteza del árbol de quina durante los recientes meses a corte de machete, lo que daña de forma considerable a la plantación, afirmó el ingeniero forestal y uno de los mayores especialistas de la quina, Alejandro Gómez.

“Lo que nos falta justamente es conocimiento [en Perú se confunde a la quina con un ficus], y hay un dicho que dice que lo que no se conoce, no se quiere, y lo que no se quiere, no se defiende. Por eso, para nosotros defender algo tenemos que quererlo, y para quererlo, tenemos que conocerlo”, expresó Gómez a EFE.

El dato

Perú posee 17 de las 24 especies de árbol de quina que existen, por lo que es considerado el centro de diversidad genética de la especial.


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