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23 de agosto del 2023#OPINIÓN FRENTE A LAS ELECCIONES:
Tenemos sólo opciones dignas
En vísperas de las elecciones generales del 10 de abril, quienes trabajamos en el campo para alimentar a todos los peruanos, conformando el 25% de la población nacional, vemos con pesar que no tenemos ni la mínima posibilidad de poner en el Congreso de la República siquiera un representante conocedor de nuestra realidad. Peor aún en el Poder Ejecutivo
- Esto es producto, primero, de nuestra propia desorganización; segundo, de la legislación electoral que favorece a los que tienen dinero para hacer campaña y, tercero, de la inconciencia y la irresponsabilidad de los líderes políticos que ignoran o menosprecian al Perú rural.
- O sea que —políticamente— seguiremos igual o peor de huérfanos que en los últimos 25 años; mientras que los sectores plutocráticos reforzarán su presencia en esa esfera, para seguir manipulando al Estado según sus particulares intereses y conveniencias.
- En el marco de la legislación electoral vigente es casi imposible que algún representante digno del sector agroproductivo acepte candidatear en el escenario político, porque nadie tiene suficiente dinero para pagar primero la “matrícula” de candidato en cada partido, luego para financiar la campaña electoral en pro de los votos preferenciales y, finalmente, para sostener personeros que cuiden esos votos en las mesas de conteo.
¿Qué hacer entonces? Ahora sólo nos queda orientar —boca a boca, puerta por puerta— los votos de nuestros hermanos del campo, para que el 25% electoral conformado por ellos incline la balanza hacia quienes plantean un cambio del actual “modelo” político-económico neoliberal, antinacional y antiagrario.
- No debemos permitir que esos votos favorezcan a los candidatos identificados con la desgravación de las importaciones agroalimentarias que quitan mercado a la producción nacional, empobrecen a los productores y acentúan la dependencia externa del país; a los que callan frente a la expansión incesante del neolatifundismo antidemocrático, la destrucción de nuestros bosques y la entrega de los programas sociales a los oligopolios importadores e industriales; a los que buscan privatizar la administración del agua; a los que gestaron y avalaron la peregrina ley que ha dividido a las organizaciones de regantes, para facilitar la ganancia de pescadores en río revuelto, y menos aún a quienes maquinaron y convalidaron la liquidación del antiguo Banco Agrario del Perú, para hacer pagar por los créditos 400-500% más de interés que el promedio internacional.
- Me refiero a todos los candidatos que —en forma abierta o encubierta—buscan afianzar al excluyente y expoliador neoliberalismo criollo.
- En el actual escenario político hay sólo dos aspirantes presidenciales que plantean algún cambio frente al “modelo” imperante: el socialdemócrata Alfredo Barrenechea García, de Acción Popular, y la genuina nacionalista Verónica Mendoza Frisch, del Frente Amplio
- No conozco personalmente a ninguno de ellos, pero por lo visto, leído y escuchado hasta hoy, pienso que la opción más conveniente para el campo y los peruanos “de a pie” es Verónica Mendoza; quien en esencia plantea “tanto mercado como sea posible, pero también tanto Estado como sea necesario”; es decir, una sociedad más justa, donde el Estado no sea un simple portapliegos y guachimán de los poderosos que manejan al mercado según sus mezquinos intereses.
- Los pequeños y medianos productores, así como las comunidades campesinas y nativas, necesitamos un gobierno que sepa dialogar y concertar, igual que con los idolatrados inversionistas; puesto que nosotros sostenemos al 70% de la alimentación nacional y somos decisivos para la adaptación del país al cambio climático.
- Por consiguiente, pensando en las elecciones del 10 de abril y la posible segunda vuelta presidencial, los agrarios debemos recordar que los mandatarios y parlamentarios oficialistas y paraoficialistas de los últimos 25 años han estrangulado de diversos modos al campo; aunque sobre todo al favorecer las importaciones desgravadas de trigo, maíz, soya, aceite, arroz, leche y carne, el crecimiento del neolatifundismo y la entrega del mercado cautivo de los programas sociales —empezando por “Qali Warma— a los oligopolios ensambladores de alimentos básicamente foráneos.
- Tenemos que actuar ahora para que nuestros hermanos del campo no voten por nuestros enemigos, a cambio de dádivas y promesas engañosas que —como siempre— se esfumarán apenas concluya el proceso electoral.
- Adicionalmente, todos deberíamos contribuir —desde las bases— al rescate y la reconstrucción de nuestras instituciones representativas, como CONVEAGRO y la Junta Nacional de Usuarios de los Distritos de Riego del Perú, para volver a tener instrumentos unitarios que nos permitan negociar plataformas mínimas con los políticos, el Estado, el mercado y la cooperación internacional.
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