Investigadores de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, de Ayacucho. liderados por el biólogo Gilmar Peña Rojas, confirman que la mashua (Tropaeolum tuberosum) posea compuestos bioactivos anticancerígenos, neuroprotectores y regeneradores celulares
La mashua, conocida también como “añu”, “isaño” o “cubio” crece a lo largo de los Andes peruanos, entre los 2,800 y 4,100 metros sobre el nivel del mar. Su domesticación y consumo se remontan a hace más de 7,500 años, según evidencias arqueológicas.
“La mashua constituye un recurso genético de las generaciones presentes y futuras del Perú, y estamos en la necesidad de investigar para conocerla cada vez mejor y masificar su consumo”, sostuvo el investigador Gilmar Peña.
El científico señaló que la investigación sobre la mashua empezó en 2015 con el proyecto denominado «Obtención de microtubérculos de Tropaeolum tuberosum ‘Mashua negra’ en sistema de inmersión temporal automatizado y caracterización de sus moléculas bioactivas”, que contó con el financiamiento del Fondo Nacional de Desarrollo Científico, Tecnológico y de Innovación Tecnológica (Fondecyt), una iniciativa del Concytec.
El proyecto tuvo varios ejes. Uno de ellos fue la investigación en campo para identificar las zonas de cultivo de mashua; otro fue determinar los componentes bioactivos y sus propiedades nutricionales y farmacológicas; el tercer eje se abocó a la obtención de microtubérculos de mashua in vitro en laboratorio. Y un cuarto eje fue el rastreo de genes relacionados con la ruta metabólica de los compuestos bioactivos llamados glucosinolatos.
“En el campo, el ciclo de cultivo de la
mashua varía normalmente de 6 a 9 meses. Con el sistema de inmersión temporal automatizado se logró reducir ese plazo a casi 5 meses. Estos resultados fueron publicados en la revista científica indexada llamada
Tropical and Subtropical Agroecosystems”, resaltó.
Peña Rojas comentó que este proyecto contó con la colaboración de la Universidad Nacional de Piura y con la alianza estratégica de la Universidad Tecnológica de Monterrey (México) para el análisis de los compuestos bioactivos.
Si bien el plazo del proyecto culminó en 2019, el equipo multidisciplinario de científicos liderados por Gilmar Peña continúan desentrañando las riquezas que contiene lo que él llama “Tesoro milenario de los Andes”.
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