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  • viernes 22 de noviembre del 2024

¿Por qué debemos abrir zanjas de infiltración en todos los Andes?

Para retener lluvias, recargar los acuíferos y establecer plantaciones alimentarias y forrajeras

20 de marzo del 2019

El Perú es el tercer país del mundo más amenazado por la escasez  crónica de agua, luego de Banglaseh y Honduras, como consecuencia del calentamiento global del planeta.

Dentro de este  marco,  numerosos  estudios y experiencias nacionales —públicas y privadas—   indican que una de las mejores opciones  está, por práctica y económica,  en  la construcción masiva de zanjas de infiltración y reservorios mediterráneos en todas las vertientes  altoandinas, con un complemento de plantaciones forestales, sistemas de agroforestería y otras obras conservacionistas, para retener y manejar las aguas de lluvia  en favor de la propia región y los  bajíos, incluyendo la recarga de los acuíferos.

Ahora que tenemos una temporada  copiosa en lluvias, aunque desuniformemente distribuidas en frecuencia e intensidad, seguimos viendo  perderse en el océano más del 50%  de las aguas provenientes de los Andes, con toda su carga de fertilidad como arcillas o limos arrancados a los suelos de esa accidentada región, en vez de retenerlos en las mismas alturas  y por lo menos de desviarlos en los bajíos hacia los desiertos,  para ganar nuevas tierras labrantías y recargar a los bolsones de aguas subterráneas.

La función que cumple las zanjas de infiltración o acequias rústicas abiertas en sentido transversal a la pendiente de las laderas altoandinas, es de acortar la longitud de la pendiente, disminuyendo de esta manera los riesgos de grandes escorrentías, que causan erosión, y que se producen en las laderas durante la época de lluvias.

MÚLTIPLES BENEFICIOS

Las zanjas de infiltración y obras conexas son la mejor respuesta —ecológica y económica— al cambio climático en los Andes, con varios beneficios colaterales para las dos macrovertientes del país. Estas son:

  • Generación de empleo productivo (en la ejecución de las obras y el aprovechamiento de sus beneficios).
  • Control de la erosión de los suelos (el mayor problema de los Andes).
  • Retención de las lluvias y escorrentías para dar humedad productiva a las áreas contiguas.
  • Infiltración de los excedentes para recargar acuíferos y aumentar la descarga hacia los manantiales, riachuelos y estanques en las partes medias y bajas de las cuencas.
  • Reducción de los riesgos de huaicos, desbordes e inundaciones, por el control de los escurrimientos.
  • Regeneración de las praderas naturales y establecimiento de cultivos alimentarios, plantaciones arbóreas y sistemas agroforestales en las zonas intervenidas, gracias a la humedad generada por las zanjas de infiltración.
  • Mayor producción de carne, leche, lana, fibra, madera y derivados.
  • Recuperación de la biodiversidad.
  • Mejoramiento del medio ambiente, el paisaje, el clima y el ciclo hidrológico,
  • Generación de nuevas actividades e ingresos económicos para los campesinos, y
  • Mejoramiento del nivel de vida de nuestra gente.

En síntesis, aquí una tecnología que permite regular el líquido vital en  favor de las partes bajas y, como marco de todo, generar miles de empleos productivos con efectos trascendentes para todo el ecosistema y la economía en general.


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