El agro y "El niño"

Escribe: Ing. Rómulo Mucho Mamani
Las precipitaciones pluviales que se han presentado en casi toda la costa peruana, con mayor intensidad en las regiones norteñas, son inevitables y siempre se presentarán en el contexto del Fenómeno “El Niño”. Lo que sí podemos evitar son sus catastróficos efectos en los diversos sectores de la economía, entre ellos el agro.
El hecho de que en el Perú no existan defensas ribereñas con muros de contención enrocados y sólidos; los cauces de los ríos sucios, por la basura que arrojan todos los días; por la cantidad de  gente que vive en las riberas de los ríos; cauces de torrenteras, laderas o quebradas de los cerros y demás lugares no aptos para la construcción de viviendas seguras, no hace más que desnudar nuestra triste realidad, que nos muestra una serie de deficiencias que no son coyunturales sino estructurales. Si éstas no existieran, no tendríamos las consecuencias lamentables que venimos experimentando en los últimos meses.
Esas consecuencias que son prácticamente “tradicionales” en nuestro Perú, lamentablemente le sigue rindiendo culto a la improvisación, a la incapacidad y a la corrupción, en  los tres niveles de gobierno. La cultura de la prevención no existe, y si existe, es solo en teoría. Tuve la oportunidad de participar en la Conferencia de Reducción de Desastres Naturales de la Organización de la Naciones Unidas en Kobe, Japón y aprendí un slogan que suena a sentencia; “Por cada dólar que se invierte en prevención, se ahorran 10 dólares que cuesta la reconstrucción y recuperación”.
Los daños causados por las lluvias según el Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN) al 20 de abril llegan a: 57,868 hectárea de cultivos afectados, 17,081 kilómetros de canales de riego destruidos, 6,237 Km. de carreteras afectadas, 10,874 de caminos rurales destruidos, 237,906 viviendas afectadas, 113 víctimas mortales, 178,701 damnificados y 1´049,083 peruanos afectados. No hay todavía una cifra exacta de las pérdidas y la inversión requerida para la recuperación y reconstrucción.
Pero la naturaleza también es sabia en compensar las pérdidas, existe hoy agua en exceso según la Autoridad Nacional del Agua (ANA) de unos 500 millones de metros cúbicos, que garantizarán la producción agrícola para este año, las represas en general están a un 86% promedio de su capacidad total.
 
Las agroexportaciones que se habían convertido en el segundo motor de la economía después de la minería, también se verán afectadas ligeramente, del 2,015 al 2,016 hubo un crecimiento del 9%. Esperemos una rápida recuperación del dinamismo con el que viene creciendo.
Ahora un tema muy importante es el manejo de los recursos económicos que el gobierno destinará para mitigar los efectos de los desastres naturales, este manejo tiene que romper con la tradicional corrupción en su administración. Nunca más debe repetirse el manejo –por citar un ejemplo– de los recursos para la reconstrucción de la ciudad de Pisco después del último terremoto que la devastó.
Ahora, sin considerar los efectos de la continuidad de lluvias y huaicos, y las nevadas que se vienen presentando en la sierra sur del país,  un cálculo aproximado de los recursos necesarios para reconstrucción es de no menos de 20,000 millones de soles, aparte es la pérdida de al menos 1.5% de nuestro crecimiento en el PBI.
La minería es la que menos ha sido golpeada por las lluvias, se postergaron los despachos por algunos tramos de carreteras y líneas férreas destruidas, pero ya se han normalizado las operaciones. También es cierto que ahora más que nunca necesitamos de nuestra minería responsable para que siga siendo el motor de nuestro crecimiento, ya que puede y debe participar en el proceso de reconstrucción de la infraestructura de riego y vial bajo la modalidad de obras por impuestos, porque dispone de recursos económicos frescos, maquinaria pesada, técnicos y profesionales capacitados y sobretodo voluntad de ayudar.