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Biólogo Santiago Pastor: Ni un solo país en el planeta libera al ambiente transgénicos sin regulación o control nacional
Escribe: Biólogo Santiago Pastor Soplín, docente – investigador en cacao, biodiversidad y recursos genéticos de la Universidad Científica del Sur
La Ley de Moratoria se planteó para que durante su vigencia, hasta el 2021, se construyan las capacidades de gestión de los riesgos de liberar transgénicos en el Perú, un país megadiverso y centro de origen de miles de variedades. No obstante, nueve años después, el Minam no ha concluido ni siquiera las líneas de base de la diversidad, peor aún el avance del contenido del mismo es producto de consultorías y talleres, es decir, no tiene validez científica que confiere el mecanismo de “revisión por pares”. En este contexto, sería irresponsable abrir las puertas a los transgénicos, incluso la negligencia sería mayor porque como país contamos solo con un laboratorio acreditado para evaluar OVM; una especie de “monopolio” que imposibilita validación, por ejemplo, mediante contra-muestras. Otro hecho que refleja la frágil capacidad de control de OVM es que las autoridades competentes no hagan nada efectivo para erradicar –en el marco legal de la Moratoria– los maíces transgénicos que se cultivan, desde hace una década, en el Bajo Piura. En esta línea, no es difícil inferir la precariedad regulatoria en un escenario de apertura, competencia y penetración de semillas transgénicas por empresas comercializadoras.
Si eres científico, ¿por qué te opones a los transgénicos? Me han hecho esa pregunta en reiteradas oportunidades destacados biotecnólogos que fueron mis profesores en más de una clase o curso, algunos colegas de trabajo en laboratorio y, por supuesto, también alumnos vehementes por la ciencia. Muy bien por ellos.
Si bien mi formación es en ciencia básica (biología, fisiología y genética), la experiencia profesional y la vida misma me va enseñando que hay argumentos y criterios de decisión importantes, antes y después de la ciencia. De hecho, eso está claro en la misma Ley Nº 30220 – Ley Universidad, en la que se señala que la formación universitaria debe ser “humanista, científica y tecnológica”. El orden en que se mencionan estas cualidades no es trivial, ya que el ser humano es siempre lo más importante 1. Creo firmemente en la ciencia, pero en igual medida tengo claro que antes de la ciencia están al menos la filosofía y la ética. Se debe siempre considerar aspectos sociales, económicos y políticos, tal cual ya se recoge en la Política Nacional del Ambiente 2. La ciencia es uno más, de entre varios criterios. De tal manera que, para decidir sobre la cuestión de la moratoria, no basta con las garantías que brindan los fabricantes de transgénicos (desarrolladores) o con la información de la etiqueta (la que ha concertado con el regulador en el lugar donde han sido desarrollados).
Ningún país, por liberal que sea, deja de tener un sistema de bioseguridad para regular la liberación de los transgénicos al ambiente. De hecho, 173 Estados (países) son Parte del Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología, entre ellos el Perú 3. Otros Estados importantes en producción agrícola como Argentina o Estados Unidos de América, no siendo partes del Tratado Internacional, tienen un sistema de bioseguridad considerablemente desarrollado, aunque con criterios distintos a los del consenso internacional.
Algunos países han prohibido totalmente los transgénicos, otros solo producen para la exportación y otros los han liberado y hasta los des-regulan una vez que han pasado por el proceso de bioseguridad, pero en ningún caso, los transgénicos son aceptados sin una regulación o control nacional (en el país usuario) al menos durante su desarrollo o análisis de riesgo: (evaluación, manejo y comunicación del riesgo).
Cuando se discutía la posibilidad de implantar una moratoria a la liberación de transgénicos en el campo, hace 10 años o más, quienes se oponían, predecían todo tipo de desastres como que la producción nacional de maíz amarillo duro (MAD) caería por los suelos, por falta de competitividad del MAD convencional, frente al transgénico importando, y que el pollo subiría de precio a niveles inalcanzables para las mesas populares. Ni que decir del pollo a la brasa, quedaría reservado sólo para los ricos. Ninguna de las catástrofes previstas por los promotores de los OVM, se han producido; el pollo a la brasa sigue siendo el plato emblemático, popular e igual de accesible de siempre, y la producción nacional de MAD ha mantenido una tendencia razonablemente creciente antes y durante la moratoria.
BRECHAS POR
SUPERAR
Infortunadamente, nuestro país no ha logrado constituir un sistema de bioseguridad que genere confianza. No ha sido por falta de recursos o tiempo; para eso se optó por la moratoria en noviembre del 2011. Quizá sea momento de hacer el balance de los recursos invertidos todos estos años, tanto del tesoro público como de proyectos de cooperación técnica, dedicados a la cuestión de la moratoria y la bioseguridad ¿Cuánto se ha invertido? y ¿Cuánto se ha avanzado? Existen cosas importantes que no se han hecho, quizá las principales, y algunas que ni siquiera necesitan de recursos económicos. Considero que no han logrado llenar los vacíos iniciales. La lista problemas no es corta; se comenta un par:
i)Ley N°27104, Ley de Prevención de Riesgos del Uso de la Biotecnología, promulgada en 1999, permanece prácticamente inaplicada. Lo único importante que se ha implementado es la designación de las instituciones u organismos competentes. Poco o nada sobre las 11 actividades con transgénicos que menciona en su artículo 3° (investigación, producción, introducción, manipulación, transporte, almacenamiento, conservación, intercambio, comercialización, uso confinado y liberación con OVM, bajo condiciones controladas). Si hay algo que desarrolla la Ley 27104, son medidas para la introducción (importación) de OVM, principalmente. Aun así, la Ley no define infracciones ni determina sanciones, lo cual hace que si alguien incumple no haya ninguna sanción o castigo. Esto seguramente explica porque la ley no ha sido aplicada, más que para designar órganos sectoriales competentes, dos de los cuales, han avanzado poco o nada en su implementación.4
ii)No es ético que las competencias de regulación sean asignadas a la misma entidad que tiene la función de desarrollador o promotor de lo que va a regular, como es el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA). Es fácil entender porque el Minceturno está a cargo de las aduanas o puntos de ingreso al país; con ese mismo criterio debieran reasignarse las competencias en materia de bioseguridad. La autoridad no debería estar asignada a una institución que, por vocación y mandato fundacional, desarrolla o debería desarrollar transgénicos. Ya lo ha intentado más de una vez con la papaya 5. De hecho, ha sido bueno que después de un tiempo se haya corregido y que la autoridad de semillas, haya vuelto razonablemente del INIA al Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa).
Una sola autoridad ambiental
Coincido con Eduardo Zegarra 6, y varios otros que opinan que la autoridad debería ser una sola. Dividir la autoridad en tres sectores, que probablemente son los que deberían estar regulados, hace muy débil al sistema. A la luz de la experiencia, parece claro que una de las estrategias más eficaces para que la ley no se implemente o no se cumpla, es dividir o sectorizar la autoridad competente. La liberación de transgénicos al ambiente debería ser regulada sólo por la autoridad ambiental.
En concreto, una Ley (la N° 27104), inaplicada e inaplicable, y una inadecuada institucionalidad, son dos problemas que, sin llegar a las cuestiones científicas todavía, no se han podido arreglar en los últimos 15 o 20 años. Son cosas que requieren más de ética y sentido común que de ciencia para que se corrijan, y que el sistema gane legitimidad y aceptación. ¿Por qué no se hacen?
Sin embargo, preocupa más las cuestiones científicas relacionadas al ambiente. La moratoria se planteó para que durante su vigencia se construyeran las capacidades de gestión de los riesgos de liberar transgénicos en un país que es megadiverso y centro de origen. Las líneas de base de la diversidad no están ni estarán terminadas para el final del actual periodo de moratoria (hasta noviembre del 2021). Una preocupación no menor, es que su contenido haya sido el producto de consultorías y talleres y no de una validación de “revisión por pares” y publicación por canales científicos. Preguntaría a mis maestros, colegas y alumnos biotecnólogos si están conformes con el nivel científico del avance logrado en las líneas de base de la agrobiodiversidad, especialmente si consideran que podrán ser utilizadas con fines de bioseguridad 7,8. Documentos técnicos de este nivel no pueden ser más fruto del consenso que del criterio científico. Amén de que sólo se ha considerado cultivos y peces, pero nada sobre malezas que son las que usualmente “evolucionan” a super-malezas en ambientes utilizados para cultivos transgénicos. ¿Y qué hay de los organismos no blanco?
Sólo un laboratorio ha logrado acreditarse para la evaluación de OVM en muestras de campo. Un solo acreditado es una figura similar a un “monopolio” y hace imposible, por ejemplo, una segunda evaluación o una validación a través de análisis de contra-muestras. Con el actual sistema de vigilancia, apenas se logra tomar muestras del 2% de los granos transgénicos que entran al país para fines industriales. ¿Que se podría pensar de la eficacia de un sistema de muestreo por ejemplo para el virus del momento en el que, de cada 100 que se debería evaluar, solo evaluamos a dos? 9,10 Este nivel de eficacia no está como para sentirse satisfecho. De hecho, la explicación oficial que se da a los hallazgos de transgénicos ilegales en el campo, es que se trata de que agricultores desprevenidos que han sembrado los granos adquiridos como alimento para sus animales. Poco o nada eficaz se ha hecho y ese maíz transgénico permanece y se dispersa en el bajo Piura, mostrando una muy frágil capacidad de control por parte de la autoridad correspondiente. Realmente, inacción que preocupa.
Si este y otros hallazgos han sido el resultado de liberaciones involuntarias de agricultores familiares, y no pueden ser controlados, no es difícil inferir la precariedad regulatoria en un escenario de apertura, competencia y penetración de semillas transgénicas por empresas comercializadoras.
El valor de la diversidad
Seguramente que la tecnología puede ser utilizada para nobles y útiles fines como lograr tolerancia a sequías o incrementar el contenido de algún nutriente, bajo el supuesto negado de que esto se logra sin riesgos, pero lo real y actual es que son negocios principalmente en su forma de “resistente a herbicidas” y en áreas cosechadas cuya escala fácilmente terminan desplazando de manera muy violenta a los cultivos y variedades locales y, como ya pasó en países vecinos, promovería mayor deforestación en la Amazonía para poner soya o maíz.
Finalmente, los propios agricultores familiares de múltiples maneras expresan razonablemente su reticencia al uso de semillas transgénicas. Por si no bastara, desde buena parte de la agricultura empresarial de exportación y, recientemente desde una de las empresas agroexportadoras más importantes, Camposol, se percibe al Perú como una despensa mundial de productos agrícolas básicos, pero de alto valor como frutas, hortalizas, café, cacao, etc.11. Productos agrícolas de excelencia y calidad que, en forma transgénica, no tienen por ahora ninguna preferencia ni posibilidad de buen mercado. Es más, cultivos en los que cualquier mezcla entre convencional y transgénico podría terminar perjudicado los mercados de la Marca Perú, que ha conquistado a los más exigentes consumidores del planeta, habidos por productos de calidad y, sobre todo, inocuos.
Por ahora, tiene poco sentido usar nuestras ventajas comparativas naturales agrícolas en granos para uso industrial o alimentación animal. La relativamente poca tierra agrícola que tenemos en tan variados nichos ecológicos deben servir para promover los muchos superalimentos de nuestra agrobiodiversidad. Nuestra ventaja comparativa es tener condiciones para productos de calidad y excelencia; ese debe ser nuestro norte y no sólo para el mercado externo, sino también interno. Los ciudadanos peruanos debemos ser los primeros beneficiarios de nuestra grandiosa agricultura.
REFERENCIAS
1.Peru. Ley No30220: Ley Universitaria. 21 (2014).
2.Ministerio del Ambiente MINAM. Política Nacional del Ambiente. (2009).
3.Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica CBD. Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología del Convenio sobre la Diversidad Biológica. 19 (2000).
4.PCM, P. del C. de M. Ley de prevención de riesgos derivados del uso de la biotecnología (actualizada a mayo 2010). 8 (1999).
5.Agronoticias FAO. Buscan una papaya transgénica. FAO web (2011). Available at: http://www.fao.org/in-action/agronoticias/detail/es/c/507629/#:~:text
6.Zegarra, E. Nos conviene extender la moratoria al ingreso de semillas transgénicas. (2020). Available at: http://www.otramirada.pe/nos-conviene-extender-la-moratoria-al-ingreso-de-semillas-transgénicas.
7.MINAM, M. del A. Línea de base de la diversidad genética del maíz peruano con fines de bioseguridad. (2018).
8.MINAM, M. del A. Línea de base de la diversidad genética de la papa peruana con fines de bioseguridad. (2019).
9.MINAM, M. del A. Quinto Informe Anual al Congreso de la República sobre los avances y resultados en el marco de la implementación de la Ley N° 29811. (2017).
10.MINAM, M. del A. Vii informe anual al congreso de la república sobre los avances y resultados en el marco de la implementación de la ley n.° 29811. (2019).
11.CAMPOSOL. “El rol del Perú es ser la despensa de alimentos del mundo”. Agraria.pe 1 (2020). Available at: https://agraria.pe/index.php/noticias/el-rol-del-peru-es-ser-la-despensa-de-alimentos-del-mundo-22402. (Accessed: 15th September 2020)
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