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Tras poner fin a la semisequía en gran parte del país, con lluvias torrenciales pero extrañamente breves y eventualmente destructivas.
Ahora el nuevo riesgo —mucho más temible— es el Fenómeno “La Niña” o sequía
Tal como se puede verificar en la misma realidad y en los diagnósticos técnicos del Comité Nacional de Estudio del Fenómeno “El Niño” (ENFEN) y el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI), el temido Fenómeno “El Niño” llegó tarde y con intensidad promedio sólo moderada, para comenzar a difuminarse apenas un mes después; mientras que antes duraba —mínimo— un semestre.
COMPORTAMIENTO ATÍPICO
Al respecto cabe recordar que dicha anomalía oceánico-atmosférica venía amenazando al país desde hace dos años, pero sin concretarse; hecho que —afortunadamente— daría tiempo para desplegar medidas de prevención y mitigación en las áreas más vulnerables de la costa, aunque no de aprovechamiento de las lluvias y escurrimentos en los Andes y las cuencas.
Esta vez, “El Niño” empezó a manifestarse con el incremento de la temperatura ambiental, sobre todo en el norte (Lambayeque-Tumbes), hasta causar numerosas muertes infantiles en Piura; pero —extrañamente— sin provocar precipitaciones torrenciales.
Hasta que, a mediados de febrero, éstas se desencadenaron —irregularmente— en gran parte del país, poniendo fin a la semisequía que ya tenía sobreestresados a los productores agrarios de los Andes y la costa. Al respecto, cabe destacar que el Ing. Met. Wuillian Alva León acertó nítidamente en pronosticar —vía AGRONOTICIAS N° 421— el término de la sequía en los Andes del centro-sur.
En consecuencia, gracias a ello se revitalizaron notablemente los cultivos y pasturas agonizantes, así como los ríos, presas y reservorios.
Aún más, merced a la intensidad moderada del fenómeno y las obras de prevención ejecutadas por los tres niveles de gobierno, los daños y pérdidas —por huaicos, desbordes e inundaciones— han sido mínimos; aunque el Ministerio de Agricultura y Riego (MINAGRI) daría a conocer la cuantificación de los mismos todavía a mediados de abril.
Pero se puede adelantar que los mayores perjuicios agrarios se dieron en Tumbes y Piura (en este orden), mientras que los huaicos provocaron un violento corte de la carretera central en la parte media de la cuenca del río Rímac y un semialuvión causó serios destrozos en la capital de Arequipa el 26 de febrero. Paralelamente, aún subsisten algunos desmadres hídricos en la región amazónica de San Martín.
Más allá de estos hechos y la muerte de ocho niños en Piura (por “shock térmico”), esta vez “El Niño” no causó sucesos adversos significativos, sino todo lo contrario para el agro.
Lo único malo para el sector ha sido la atípica brevedad de las lluvias generadas por el fenómeno: apenas 30 días. Pues las mismas comenzaron a declinar desde mediados de este mes, sobre todo en el sur.
Sin embargo, no se puede descartar que pudieran retornar en cualquier instante, por lo menos en algunos puntos del norte, hasta mediados de abril.
¿VIENE “LA NIÑA”?
Ahora el temor es que luego de la normalización de la temperatura superficial del mar pudiera agudizarse el enfriamiento de éste, hasta configurar el inicio del Fenómeno “La Niña”, sinónimo de sequía.
Pues, según el SENAMHI y el Comité ENFEN, ya están rumbo a nuestras costas algunas masas de aguas frías, como un rebote o una antítesis de las aguas cálidas que dan lugar a “El Niño”.
Al respecto, cabe considerar que “El Niño y “La Niña” son dos caras de la misma moneda, variabilidad climática, y con las cuales tenemos que prender a coexistir, considerando además que son —prácticamente— partes de nuestro ecosistema.
Si después del proceso de normalización o neutralidad del mar viene el Fenómeno “La Niña”, eso sí sería mucho más grave que “El Niño”, por implicar escasez o ausencia de lluvias, sobre todo en la vertiente occidental del país.
Por lo mismo, el gobierno vigente no sólo debe prestar especial atención a esa posibilidad, sino también advertir y ayudar a los ganadores de las elecciones generales del 10 de abril, para que se preparen —incluso— antes de asumir el poder. Pues “La Niña” podría manifestarse en el primer año y la nueva campaña agrícola del futuro régimen político.
SIEMBRAS COMPLEMENTARIAS
Como parte de ello, el Ministerio de Agricultura y Riego debería trabajar de la mano con las direcciones regionales agrarias y las organizaciones de productores, primero, para desarrollar una campaña complementaria de siembras sólo en cultivos que no impliquen derrochar las actuales reservas hídricas, y segundo, para aprovechar el gran potencial productivo de las ricas playas, barrizales y restingas de la Baja Amazonía, que emergerán apenas comience la vaciante de los principales ríos de esa región.
En consecuencia, el nuevo reto para el agro y el país es prepararse —desde hoy— para afrontar los sobrecogedores riesgos del Fenómeno “La Niña”.
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