

Los egresados Claudia y Jorge Siesquén, así como los estudiantes Nicole Guzmán y César López han sido reconocidos por su prototipo de refrigeradora artesanal que funciona sin electricidad y fomenta el acceso a la refrigeración entre las familias de escasos recursos.
Cool-K quedó entre las 10 ideas ganadoras del concurso “COVID-19 Global South Health and Livelihoods Challenge”, de OpenIDEO, organización internacional pionera en temas de innovación, y La Victoria Lab, el laboratorio de innovación del grupo Intercorp. El desafío buscaba las 10 mejores soluciones que brinden apoyo a las familias de escasos recursos del sur global durante esta pandemia.
“En marzo, vi una noticia en la que comentaban que Perú había fracasado ante la pandemia porque el 50% de la población no tiene acceso a la refrigeración. Desde entonces, me quedé pensando en si podríamos hacer algo al respecto”, comenta Jorge Siesquén, Lic. en Gestión Social de la PUCP. “En el contexto actual, la ausencia de este artefacto ha obligado a las familias a salir diariamente de sus hogares para abastecerse de productos frescos, lo que aumenta la probabilidad de contagiarse de la COVID-19”, añade.
Cool-K es un refrigerador de bajo costo, de diseño modular y que funciona sin energía eléctrica. Fabricado a partir de arcilla y madera, preserva los alimentos frescos de dos a cinco veces más tiempo que en estado natural gracias al enfriamiento por evaporación.
Para idear este diseño, el equipo realizó una investigación exhaustiva sobre las condiciones y posibles soluciones ante la problemática. “Exploramos bastante. Tuvimos que validar esta necesidad conversando con lideresas, revisando bibliografía y estando en contacto con organizadores de ollas comunes”, indica Claudia Siesquén, egresada de la Especialidad de Sociología.
Una vez realizada la documentación necesaria, los miembos iniciaron el diseño del prototipo. “Tuvimos bastante prueba y error. La primera idea fue a partir de paneles solares, pero estos son muy costosos. Intentamos probando con varios materiales artesanales y que fueran ecológicos”, afirma César López Torres, estudiante de Diseño Industrial en la Facultad de Arte y Diseño PUCP.
“Fue un arduo trabajo pues teníamos que ver también la posición de los usuarios. Finalmente, obtuvimos este prototipo que cuesta cuatro veces menos que los refrigeradores del mercado”, cuenta Nicole Guzmán, también estudiante de Diseño Industrial.
Según refieren los miembros del equipo, el nombre Cool-K proviene de las antiguas colcas, edificaciones en las que los incas almacenaban granos, como maíz, para preservarlos. ‘Cool’ como parte de refrigeración y la letra ‘K’ para darle la homonimia a ‘colca.’
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