#OPINIÓN DÍA FORESTAL MUNDIAL Y DÍA MUNDIAL DEL AGUA

Nada que celebrar en el frente oficial

Por Róger Rumrrill

Es una obligación ética, política, económica y cultural preguntar si hubo algo qué celebrar en el frente oficial por el reciente Día Forestal Mundial, el 21 último, y el Día Mundial del Agua, el 22.

• La respuesta es obvia: no lo hubo, ni lo hay.
• Pues estos dos vitales y estratégicos recursos naturales —las fuentes hídricas y los bosques— pasan por un estado crítico en el Perú de hoy, por varias causas; aunque la principal es la persistencia del neoliberalismo antinacional, extractivista y depredador.
• En cuanto al agua, sabiendo que el Perú es el tercer país más amenazado por la escasez crónica de este recurso y que el manejo de las lluvias torrenciales generadas por el Fenómeno “El Niño” pueden ser parte de la solución, el agonizante gobierno de Ollanta Humala-Nadine Heredia no ha desplegado ninguna política o medida para avanzar estructuralmente en la respuesta a esa sobrecogedora amenaza. Aún más, subsisten la contaminación y el mal uso del agua en todos los frentes y niveles.
•  Y en lo forestal, el aparato político-administrativo centralizado en Lima y la legislación plagada de contradicciones y omisiones continúan inoperantes frente a la crucial necesidad de preservar, manejar e incrementar los bosques; mientras que el gran capital continúa arrasando cada vez más áreas, para establecer neolatifundios agroindustriales en la Amazonía peruana.
• Ambos hechos y el modelo primario-exportador que ha mantenido el gobierno vigente forman parte de la lógica neoliberal y extractivista que ha puesto al borde del colapso a la estabilidad del ecosistema planetario, sin considerar que las fuentes de agua y los bosques —virtuales fábricas naturales de agua— son recursos determinantes para la vida, la seguridad alimentaria y la economía de la humanidad.

PAÍS QUE PUEDE MORIR DE SED
Las reservas de agua en el planeta suman alrededor de 1,360 millones de kilómetros cúbicos. Sin embargo, esta riqueza está —como de otros bienes naturales— está 60% concentrada en sólo nueve países. Adicionalmente, las corporaciones transnacionales presionan para convertirla en una mercancía, que —obviamente— acapararían para lucrar y medrar con ella.

• Entretanto, el calentamiento global ya ha derretido al 25% del agua dulce congelada que albergan los casquetes polares, los glaciares y las montañas nevadas (68.9% del total de reservas)
• Aún más, del total de agua existente en el planeta, el 98.5% es salada. Sólo el 2.5% es agua dulce, para consumo humano y animal, así como para usos ecológico y económico. La quinta parte de esa magra reserva está en la cuenca amazónica, en franco proceso de contaminación y reducción, por los impactos adversos del extractivismo y el mal uso.
• Dentro de este marco, el Perú es uno de los 17 países que pueden morir de sed en el futuro cercano, porque aquí el agua es un recurso naturalmente mal distribuido en el espacio y encima expuesto a reducirse dramáticamente como consecuencia de la desglaciación y la evaporación provocadas por el calentamiento global.
• Dicho riesgo pende especialmente sobre el 70% de la población nacional que vive de cara al océano Pacífico y que dispone de menos del 2% del agua existente en el país.

BOSQUES Y AGUA EN EMERGENCIA
Por otro lado, el Perú ocupa el noveno lugar en el ranking mundial de bosques. Pocos de éstos están en la costa y los Andes. El 90% está en la Amazonía.

• Pero este invalorable capital genético y estratégico está siendo depredado por el extractivismo mercantilista, la contaminación y el neolatifundismo. Las cifras son muy elocuentes al respecto:
  

  Según los registros científico-técnicos, en el año 1990 el bosque amazónico peruano abarcaba 75ʼ500,000 de hectáreas, pero al 2006 ya se había reducido a 66ʼ000,000, y al 2014, a sólo 60ʼ000,000 de hectáreas. Y nadie se atreve a frenar a este verdadero crimen de lesa patria y lesa humanidad.

• Primero la Ley Nº 28307 del 2002 y la más reciente Ley Nº 29763 han sido incapaces de poner coto a la tala ilegal, que avanza con un ritmo promedio de 300,000 hectáreas por año (En 1995, una investigación de la Universidad del Pacífico estimó que fue de 261,198 hectáreas.)

• Las causas de fondo de este proceso criminal y suicida —a la vez— son múltiples; aunque —según la mayoría de expertos en la materia— las principales son: institucionalidad forestal todavía débil, centralista e ineficiente; normatividad inconsistente y volátil, que cambia en función de los intereses de quienes controlan el aparato estatal y los poderes fácticos que influyen en éste, y precaria gobernanza forestal, especialmente en las regiones, agravada por la corrupción endémica.
• Sólo dos ejemplos para ilustrar lo afirmado: Primero, se estima que el 80% de toda la madera usada por la industria nacional y la madera exportada tiene origen ilegal. Y el 60% provendría de las inernes comunidades nativas. Y segundo, el Parque Nacional “Ichigkat Muja” situado en la Cordillera del Cóndor, frontera con Ecuador, tiene un enorme valor genético y una crucial importancia estratégica. Sin embargo, según diversos testimonios recibidos hace poco por este cronista en Santa María de Nieva, dicho recinto ecológico está siendo crecientemente invadido por individuos ecuatorianos que cazan, pescan y talan. Pues la administración del parque no tiene personal ni equipamiento tecnológico suficiente para impedir la invasión y depredación.
• Los actos protocolares y retóricos desplegados en las fechas antedichas no pueden ocultar las estremecedoras realidades aquí delineadas.
• Pero como los ciudadanos responsables no podemos esperar reacciones milagrosas en el sector oficial, todos debemos tomar conciencia de que sin bosques no habrá agua, sin agua no habrá bosques y sin agua ni bosques no habrá vida. Tenemos que asumir este axioma para luchar como un solo hombre por la preservación y el manejo racional de estos dones providenciales de la Madre Naturaleza.