Hacia el frío extremo

 En los Andes y la Amazonía, con proyección hasta la costa.

 Como claro reflejo de los trastornos  ambientales generados por el calentamiento global y el cambio climático, el atípico Fenómeno “El Niño” ya está en franca retirada, tras causar menos daños y pérdidas que los esperados, gracias a las oportunas medidas de prevención  desplegadas por los tres niveles de gobierno, bajo la dirección del Ministerio de Agricultura y Riego (MINAGRI).
Aun cuando dicha anomalía  oceánico-atmosférica todavía sigue causando lluvias tardías en ciertos puntos del país, como Puno, Piura, Lambayeque, Cajamarca, San Martín, Loreto y Ucayali, ahora lo más preocupante es el advenimiento de una posible oleada de frío extremo en los Andes y la Amazonía, incluso con proyección hasta la costa.
Por lo pronto, según la realidad y los reportes del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI), ya comenzaron a azotar las primeras heladas recias en los Andes del centro-sur y las trombas de “friaje” en la Amazonía.
COMPLICACIONES

En el caso de la macrorregión andina, ello viene a complicar la situación generada por la brevedad e irregularidad de las precipitaciones en el trimestre anterior, hecho que ha configurado cuadros de semisequía en numerosas localidades.
Como evidencia de ello, el grueso de los vasos hídricos de la costa registra niveles considerablemente inferiores a los habituales (ver cuadro); la cual  prácticamente ha inviabilizado la posibilidad de realizar una campaña complementaria de siembras (abril-julio) en la mayor parte de los valles costeros.
Entretanto, masas de agua fría formadas en el océano Pacífico ecuatorial-occidental tienden a desplazarse hacia las costas sudamericanas y peruanas en particular, cuya llegada haría descender a la temperatura en la costa y los Andes hasta niveles no registrados en años pasados.
Un anticipo de ello ha sido la caída de la temperatura nocturna hasta 10 grados centígrados bajo cero en Mazo Cruz, Santa Rosa, El Collao, Puno.
En cambio, las rachas de “friaje” en la Amazonía son provocadas por la infiltración estacional de vientos gélidos procedentes  de la región austral del continente, pero ahora con mayor continuidad y frecuencia que antes.
En resumen, el grueso del país se encamina hacia un periodo de frio y sequedad no vivido en los últimos años, o sea, hacia el Fenómeno “La Niña”, cuyos efectos serían mucho más negativos que los de cualquier “El Niño”.
QUÉ HACER
Por consiguiente, las organizaciones agrarias y los candidatos presidenciales finalistas, uno de los cuales deberá afrontar el nuevo cuadro; deberían solicitar al MINAGRI y los organismos relacionados con el clima y la prevención de contingencias y emergencias, el diseño inmediato y concertado de un plan nacional ante el Fenómeno “La Niña”.
Obviamente, ello debe comprender en primer lugar, estrategias viables para capturar y manejar las lluvias futuras en los Andes, sean éstas pocas, normales o excedentarias; así como para aprovechar las ricas tierras aluviales que ha empezado a dejar la vaciante estacional de los grandes ríos en la Baja Amazonía.
No es una advertencia alarmista, pero vale la pena repetirla: el Fenómeno “La Niña” puede ser mucho más perjudicial que “El Niño” más leve; en razón de lo cual urge invertir –desde ahora– en eficaces medidas de prevención y mitigación.