

Por Teobaldo Ardiles Torres
La preocupación de la población se centra en los agentes físicos contaminantes del agua, como los relaves mineros, plásticos, desagües industriales, restos de minerales y metales existentes en el curso de las aguas, basura y desperdicios de las ciudades. Cada día se detectan nuevos contaminantes, y no es tan sencillo devolver al agua su calidad natural, limpia, fresca, inocua, sobre todo cuando es abundante.
Pocos han reparado en la existencia de los contaminantes emergentes, los mismos que no pueden ser eliminados fácilmente en las plantas de tratamiento, por ser una actividad compleja y costosa.
Damiá Barceló, director del Instituto Catalán de Investigación del Agua (Instituto Catalán de Investigación del Agua), señala entre esos contaminantes a: medicamentos vencidos, toallitas húmedas, envoltorios de plástico, algodones usados para limpiar o curar heridas, hisopos, preservativos, etc. que por ignorancia son lanzados a través del inodoro, desagües, acequias y ríos. No existe tecnología disponible para eliminarlas a gran escala.
Con buena disposición y voluntad podríamos devolver los medicamentos vencidos a las farmacias, usar bolsas de reciclaje para desechos sólidos, y recordar que el inodoro no es el basurero.
Numerosas sustancias que eliminamos a través de la orina afectan a todos los seres vivientes, personas, peces y algas, cuando se trata de líquidos con antiinflamatorios y analgésicos, como el ibuprofeno y el diclofenaco.
El diazepam utilizado para calmar el estrés y la ansiedad afecta el desarrollo de ciertos anfibios, como las ranas.
Los restos de anticonceptivos como los estrógenos (hormona sexual femenina) también son abundantes y se estudia su efecto sobre la feminización de los peces.
Los antibióticos como la amoxicilina y el sulfametoxazol, pueden causar reacciones alérgicas y otras disfunciones; reguladores del colesterol, como el bezafibrato, medicamentos frecuentes en la población mayor de 40 años, afectan el metabolismo de los peces; el dióxido de titanio presente en cremas cosméticas, de protección solar, pastas de dientes y hasta el enjuague bucal contienen el nocivo triclosan y nanopartículas cuyos efectos nocivos se desconocen.
Los perfluorados que cubren numerosos recipientes, telas, tapetes, envolturas de alimentos, los seguimos sumergiendo en agua y dejando en ella la contaminación.
Para tener un buen nivel de vida, debemos ser conscientes y asumir la responsabilidad de cuidar el medio ambiente en sus mínimos detalles. Es la mejor manera de proteger nuestra salud.
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