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  • viernes 22 de noviembre del 2024

Investigan ocho ecotipos de maracuyá para obtener variedades comerciales

Los ocho ecotipos de maracuyá servirán de base para el nacimiento de nuevas variedades, con las características que demanda el mercado.

01 de noviembre del 2020

Distintos especialistas y asociaciones investigan ocho ecotipos de maracuyá que servirán de base para el nacimiento de dos o tres nuevas variedades, con las características que demanda el mercado doméstico e internacional.

Los exportadores de jugo de la fruta se alarmaron con la caída en los grados Brix (unidad de cantidad que sirve para determinar el cociente total de materia seca disuelta en un líquido) y la pérdida del color amarillo, casi naranja, del maracuyá. Además, a ello se sumó el ingreso de variedades nuevas provenientes de Colombia y Brasil, que venían a llenar un hueco en la demanda interna.

Por tal motivo, representantes de la Asociación de Exportadores (ADEX), especialistas del Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri) e investigadores de la Corporación para la Investigación y la Gestión de las Pasifloras del Huila (Cepass), de Colombia, y de la Corporación Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa), decidieron formar una mesa técnica para enfrentar la situación.

Los trabajos iniciaron como una limpieza genética de la variedad criolla, pero viraron hacia la selección preliminar de ocho ecotipos de maracuyá.

Renzo Gómez, gerente comercial de la empresa Selva Industrial y miembro de la Mesa de Trabajo de Maracuyá de ADEX, explicó que el mercado externo exige un balance entre grados Brix y acidez.

“Los grados Brix deben estar por encima de 13, pero la producción de Perú bajó por debajo de 12.5° Brix, luego del ingreso de variedades colombianas y brasileñas que se mezclaron con la criolla. Esto nos trajo problemas al sector que necesita exportar el jugo. Por ello, es que estamos tras esta selección genética”, señaló al portal web Red Agrícola.

Hacia finales del 2018, la mesa técnica había detectado dos problemas en el sector: uno de ellos era la mezcla varietal del maracuyá criollo y el otro era la deficiencia en el uso de las tecnologías por parte de los productores, en su mayoría pequeños y medianos, que manejan entre 2 y 3 hectáreas. De allí nace un plan de desarrollo de capacidades tecnológicas y productivas del maracuyá.

“El cultivo del maracuyá se producía bajo prácticas rústicas. El INIA lideró este proyecto y buscó dos cosas: desarrollar semilla limpia y adecuada para el industrial que exporta y para el mercado interno, sobre todo porque el peruano es un gran consumidor de esta fruta; y también generar una tecnología para que el productor mejore los rendimientos productivos y calidad de la fruta”, explicó Gómez.

Apoyo internacional

Por esta razón, se generó una alianza con el Cepass, institución que cuenta con especialistas que han desarrollado este tipo de cultivo en el mercado colombiano. Con el apoyo de investigadores se ha logrado que los productores cuenten con un paquete tecnológico. “Ahora están podando, fertilizando y regando adecuadamente los campos”, afirmó Gómez.

Asimismo, se logró la recolección de material genético de todas las zonas productoras del Perú, desde Piura hasta Huacho. Esto permitió la selección de los ocho ecotipos de maracuyá que reúnen como características particulares los altos grados Brix, que es lo que gusta siempre de la fruta peruana en el extranjero, y una fruta de calibre mediano a grande para el mercado mayorista e interno.

También cuentan con otras características para la industria, como una gran cantidad de jugo.

“Un maracuyá debe tener un 35% de jugo y pepa, pero con la degeneración de la semilla se ha llegado hasta 25% y eso le resta competitividad al industrial, porque requiere más volumen de maracuyá, para lograr el producto final. También se busca un mejor color visual, porque el jugo del maracuyá peruano era naranja. Sin embargo, con la degeneración varietal se ha vuelto más amarillo. Entonces, estamos rescatando todas esas cualidades”, explicó el representante de ADEX.

Basado en estos ocho ecotipos, el INIA ha instalado parcelas demostrativas en Chiclayo, Chimbote, Barranca y en la estación experimental de La Molina del INIA, para obtener plantas madres. Adicionalmente, espera instalar una quinta parcela en el valle de Chipillico, que es la zona productora de maracuyá de Piura.

En cada una de las parcelas demostrativas, se instalaron los ocho ecotipos para estudiar y comparar su comportamiento, a fin de determinar cuál de ellos se comporta mejor en una zona determinada. Ello, porque se ha llegado a la conclusión que una variedad no será apta para las condiciones que presentan estas zonas productoras, principalmente por un tema de clima y suelo.

Una vez que se cuente con las plantas madres, se desarrollarán las semillas. Eso ocurriría a fines del 2021 o inicios del 2022, para su inmediata entrega a los productores.

Oro del Inca

En este proceso de selección de material genético, Renzo Gómez adelanta que una de las variedades seleccionadas tendrá por nombre Oro del Inca, cuyas frutas podrán ser exportada en fresco, un mercado pequeño, ya que actualmente menos del 1% del maracuyá se exporta como fruta fresca.


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