Pasco: Devida inicia entrega de más de 1200 toneladas de abono
24 de agosto del 2023Perú y Tailandia suman esfuerzos para fortalecer la medicina alternativa
24 de agosto del 2023Una de las semanas más bajas del limón fresco
24 de agosto del 2023Perú autoriza primer centro de producción y comercialización de material genético
24 de agosto del 2023Altos precios para la cebolla peruana
23 de agosto del 2023Ica: Identifican accesiones de pallar con genética para generar nuevas variedades
23 de agosto del 2023Perú mejorará oferta de alimentos cárnicos inocuos con 124 mataderos autorizados
23 de agosto del 2023INIA instalará módulos hidropónicos en regiones del sur para producir hortalizas
23 de agosto del 2023Midagri habilita web sobre avances de “Con Punche Perú”
23 de agosto del 2023¡Despertad! líderes políticos
El agro, la alimentación y la gobernabilidad del país en grave riesgo, por la sequía
Por: Reynaldo Trinidad Ardiles
Quizas los peruanos “de a pie” pueden soportar todo, menos la sed y el hambre, porque realmente nadie puede vivir sin beber y comer.
● Sin embargo, mientras el gobierno nacional parece no vislumbrar las sobrecogedoras proyecciones de la incipiente sequía en casi todo el país y los candidatos presidenciales no tienen otra preocupación que captar adhesiones como sea para llegar al poder; tal es el espeluznante riesgo que se cierne sobre el futuro inmediato del grueso de los peruanos.
● Obviamente, esta situación ha sido generada por las suicidas irracionalidades humanas cometidas contra la Madre Naturaleza, desde los albores de la “revolución industrial”, hasta provocar el calentamiento global y el cambio climático que hoy tienen en vilo a todo el planeta. Y ella se ve agravada por la patética insensibilidad y/o la incapacidad de los conductores políticos nacionales, quienes —por no saber escuchar a los científicos y ni siquiera seguir la evolución de los trastornos locales— aún no entienden o no quieren entender que estamos al borde del desastre ecológico.
● Miremos el caso específico y actual del Perú, para deducir si estamos haciendo lo debido ante ello:
● Desde hace más de dos años, el Fenómeno “El Niño” viene amenazándonos intermitentemente, pero —a diferencia de otrora— ya abortó 10 veces frente a nuestro litoral centro-norte, incluso tornando en virtualmente decorativas a las obras de prevención y mitigación, ejecutadas con millonarias inversiones el año pasado.
● Ahora mismo la temperatura superficial de nuestro mar está por encima de su promedio normal, característica primordial de “El Niño”; pero no hay calor constante ni llueve en el territorio contiguo; salvo —esporádicamente— en algunos puntos exiguos de Tumbes y Piura.
● Es por eso que —en este mismo instante— hasta los tres grandes ríos que proveen agua potable a Lima Metropolitana están casi vacíos. Igual sucede en toda la vertiente occidental del país, donde vive más del 70% de nuestra población. Pero ni esto parece conmover a los políticos sólo ávidos de atraer votos.
● Paralelamente, por la ausencia de lluvias en los Andes y de agua para riego en la costa, así como por el flagelo de eventuales granizadas, ventarrones y heladas extemporáneas en la macrorregión altoandina; los agricultores que establecieron sus sembríos en la época tradicional y los ganaderos que necesitan pastos y recursos hídricos para sostener a sus animales, están a punto de perder sus únicos capitales y fuentes de alimentación, empleo e ingresos.
● Y lo más estremecedor de todo: si el clima no se arregla en los días venideros, el colapso de la producción agraria traerá consigo la escasez de alimentos nacionales para todo el país, con una previsible secuela de encarecimiento y especulación, incluso de las subsistencias que pueden importar los oligopolios.
● Como seguidores minuciosos del atípico comportamiento del clima e incluso de sus fenómenos recurrentes, como “El Niño”, la sequía y las heladas, no podemos descartar que la situación vigente pudiera atenuarse entre febrero y marzo. Pues el mismo científico —Willian Alva León— que en nuestra edición de agosto pasado acertó en descartar la ocurrencia de “El Niño” en el siguiente cuatrimestre, ahora vaticina que lloverá en los dos meses venideros, aunque no con la regularidad debida. Quiera Dios que sea así.
● Pero como ni Dios ni los científicos pueden decidir sobre la política del Estado frente a esta dramática coyuntura, consideramos un deber ineludible el emplazar al gobierno vigente y a los candidatos presidenciales y sus equipos técnicos, para que reaccionen y actúen como deben: El gobierno central, convocando de inmediato a los otros dos niveles de la administración pública, a los representantes de las fuerzas de la producción y a los científicos, técnicos y estrategas especializados en afrontar situaciones de emergencia, para delinear el plan correspondiente, con alternativas manejables; puesto que ahora nada es seguro en torno al desenvolvimiento del clima. Y a los candidatos presidenciales y sus equipos técnicos, persuadiendo, ilustrando e —incluso— presionando al régimen para que cumpla su elemental deber de gobernar participativamente, a tono con la emergencia.
● Como consecuencia de la sequía y otros fenómenos colaterales igualmente destructivos, el sector nutricio de nuestra patria (25% de la población nacional), la alimentación de todos los peruanos y la gobernabilidad del país están en grave peligro.
● Y si este riesgo se torna realidad agravada por la imprevisión y/o la improvisación oficial, no habrá proceso electoral ni transmisión democrática del poder, ni mando posterior que puedan contener la exasperación de un pueblo con hambre y con sed. Pues —incluso— no es descartable la posibilidad de que el cuadro de hoy pudiera ser sólo la antesala de un calvario hidroclimático mayor.
● Salvo para los irresponsables y suicidas, lo racional cuando la casa cruje es reaccionar de inmediato, para apuntalarla con la intervención sinérgica de toda la familia.
● Y esa casa, señores políticos, es el Perú que ustedes dicen querer redimir; mientras su gran soporte agroalimentario viene resquebrajándose en las profundidades del campo, con riesgo de sepultar en su desplome a todos los que ustedes habitualmente buscan y enamoran sólo hasta el día de las elecciones.
● Si el amor que predican es también al chancho, no sólo a los chicharrones, ahora tienen la oportunidad de demostrarlo.
Opiniones / Comentarios de otras personas