

Es indiscutible que los ajíes vienen saborizando a las comidas peruanas prácticamente desde sus orígenes, además de aportar diversos elementos con propiedades alimentarias y medicinales. Diversos estudios científicos han demostrado que los ajíes no sólo son extraordinarios frutos alimentarios y saborizantes, sino que también contienen vitaminas A, C y E, betacaroteno, polifenoles y flavonoides, entre otros elementos altamente demandados por las industrias de productos farmacéuticos y cosméticos.
Sin embargo, ante su emblemática pungencia, los invasores españoles no dejaron de asombrarse hasta la estupefacción; tanto que un cronista escribiría —más o menos— lo siguiente: “Los aborígenes de aquestas tierras comen un veneno llamado ají, que te hace botar fuego por la boca y te hace ver al mismo demonio”.
Como consecuencia de esta pintoresca satanización ibérica, durante mucho tiempo se pensó en el Perú contemporáneo que el efecto picante de los ajíes — en razón de la alta dosis de la capsaicina que contiene— era dañino para la salud.
Una de las investigaciones más contundentes al respecto fue “Antropología del Ají” —Premio a la Salud de la Fundación “Hipólito Unanue”—, efectuada por el eminente neurocirujano y estudioso de la medicina tradicional Fernando Cabieses Molina (Q.D.D.G.).
Por ejemplo, consumido moderadamente, el ají es un extraordinario neutralizador de dolores y ardores digestivos, retarda el envejecimiento prematuro del organismo, por los antioxidantes que posee; protege de riesgos degenerativos a la vista, inhibe el crecimiento de células cancerígenas (sobre todo de mama), y es un productor natural de leucocitos (glóbulos blancos), los cuales controlan cualquier tipo de infección en el organismo humano.
Además, hervido es un eficiente antiinflamatorio que detiene al asma, la tos y el catarro contumaz. Incluso hay quienes le atribuyen propiedades afrodisiacas.
Para verificar dichas virtudes con fines de aprovechamiento industrial, precisamente, la Universidad Nacional Agraria-La Molina y algunas empresas alemanas han establecido un convenio orientado a investigar integralmente a los ajíes nativos, con eje en su componente principal: la capsaicina.
Entrevista completa en la Edición Nº 420 – 2016
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