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18 de septiembre del 2024Opinión| ¿Qué NO es la Reforma Agraria del siglo XXI?
No se logra entender que el problema agrario no es un tema que se afronta con medidas sectoriales, que resultan paliativos respecto a la magnitud del problema estructural.
Escribe el Ing. Eco. Juan José Vera del Carpio, director técnico de la Asociación “Kausa” ( [email protected] )
El tema de la Reforma Agraria del Siglo XXI o como se le llame, ha sido motivo de opiniones y polémicas en las últimas semanas. Al final el primer ministro Guido Bellido Ugarte, en su presentación en el Congreso, dio unas generalidades que, si bien deslindan algunos temores de la clase política desplazada, da unos lineamientos poco convincentes para modificar la paupérrima situación legal y productiva de la agricultura familiar.
Previamente la prensa publicó opiniones del exministro de Economía, Luis Miguel Castilla (Gestión, 18 de agosto) y la exministra del Midis Carolina Trivelli (Gestión, 27 de agosto). Cada quien, con una propia y a veces contradictoria opinión. Veamos algunas reflexiones, que desde mi punto de vista (ver Agronoticias de julio del 2021) debe considerarse como políticas centrales.
El exministro Castilla sostiene que la “nueva política agraria” o la llamada “Reforma Agraria” se distingue por:
- Tener un sesgo “en contra de la agricultura moderna empresarial”.
- Que las reformas pretenden “hacer de la agricultura familiar un sustituto a la agricultura moderna de exportación, a través de subsidios, asistencia técnica, etc.”
- Se enarbola la bandera de “soberanía alimentaria”, “para reponer aranceles ad valorem y medidas para arancelarias… con el objetivo de librar al país de competencia desleal”.
- La propiedad sobre la tierra “no garantiza financiamiento ni que se mejore la productividad”.
- La intención de poner límites a la propiedad de la tierra y la renegociación de concesiones de tierras de irrigaciones, “representaría una pérdida de 70 mil hectáreas de tierras irrigadas”.
- El gobierno debería enfocarse en la asociatividad, dirigida a una mejor competitividad.
A su vez la exministra Trivelli señaló que:
- (La propuesta del primer ministro Bellido) “es algo que (ya) se viene discutiendo hace varios años”.
- Se trata de dotar a la agricultura familiar de “más y mejores servicios agrarios”
- El desafío es cómo lo van a realizar, considerando que ya existe el “aparato normativo” para hacerlo.
- Debe instrumentarse el programa “Haku Wiñay”, para la inclusión económica de las familias rurales.
Por su parte el primer ministro Bellido, en su alocución ante el Congreso, dijo que la Reforma Agraria que propone el gobierno tiene los siguientes perfiles:
- No trata de expropiar tierras, sino de hacer llegar un servicio de calidad al campo.
- Promoverá la asociatividad y el cooperativismo.
- Busca que los pequeños productores accedan a lo mercados externos.
- Dará mayor capacitación.
- Busca la industrialización rural y dar mayor valor agregado a la producción agraria.
- Se harán las irrigaciones de Chavimochic III, Majes – Sihuas, Puyango-Tumbes y Chinecas.
- Se aumentará el capital del Banco Agrario para alcanzar 1,400 millones de soles para crédito directo “para la campaña agrícola que se inicia”.
- Programa de apoyo temporal al empleo, con la ejecución de pequeñas obras en todo el país, incluyendo mantenimiento de sistemas de riego.
- El Estado enfrentará el alza de precios internacional, mediante el financiamiento y compra directa de insumos, en especial fertilizantes, en el marco de un programa de apoyo económico productivo.
- Se impulsará la compra estatal directa del Estado a los pequeños productores para los programas sociales.
- Se organizará un Servicio (obligatorio) de los graduados de carrera profesionales agrarias y forestales para que trabajen en campo en apoyo a la producción.
- Programa de repoblamiento ganadero alto andino y mejoramiento de pasturas en alianza del INIA con comunidades nativas y campesinas, asociaciones de productores, cooperativas, así como los diferentes niveles de gobierno.
Estos son los principales planteamientos de tres visiones del país (por las posiciones de la derecha la del exministro Castilla, por el sector denominado “caviar” la exministra Molinelli y por la izquierda gobernante, la propuesta del primer ministro).
LO QUE NO DEBE SER LA R.A.
De la lectura y análisis de las propuestas podemos deducir que hay aspectos comunes, que resumimos de la siguiente manera.
- Ninguna de las tres propuestas parte de conceptualizar que el principal problema no es sólo lo económico productivo, sino y principalmente el atraso social y cultural de los hombres del campo, respecto a los otros sectores del país. El denominador común de las familias de pequeños productores agrarios es la pobreza y la marginación social y en muchos casos el sentimiento de aislacionismo por falta de conectividad con las áreas de mayor nivel de progreso.
Por ejemplo, cuando un campesino utiliza la chaquitajlla para arar sus escazas tierras (y son más de 150 mil en el Perú) nos está diciendo que tecnológicamente tienen más de tres mil años de atraso, que culturalmente su pensamiento es moldeado por circunstancias atávicas y tradicionales y por lo mismo pertenece a los grupos más conservadores y resistentes al cambio, pues su pobreza, manifestada en el circuito de consumir lo que produce, es decir de subsistir, lo hace ajeno al progreso y por lo tanto vive lejos de una modernidad que puede darle mejores condiciones de vida.
Ahora bien, la mejor manera de empezar a superar esta situación es sacarlo de la pobreza, por medio de la organización empresarial, capitalización, tecnología y un largo y adecuado proceso educativo y de entrenamiento. De allí que lo más probable es que la solución familiar pase por priorizar la actividad de gente joven, de nuevas generaciones.
Ninguna de las tres propuestas presentadas, habla específicamente de plantear el problema en esa dimensión y por lo tanto sus propuestas devienen en populistas, desconectadas entre si y cortoplacistas. Ninguno de los tres se plantea que, sobre todo en el caso de la costa, a consecuencia de la parcelación post Reforma Agraria, las mejores tierras agrícolas y el patrimonio acuícola que disfrutan los parceleros tienen poca productividad y que como país tenemos y estamos obligados a optimizarlos.
- Ninguno se plantea metas y procesos básicos, a manera de orientar una hoja de ruta de muy largo plazo. El propio primer ministro habla de financiamientos extraordinarios pensando en “la campaña agrícola que se inicia.
- El exministro Castilla prioriza primero que es necesaria la defensa del statuo quo, de las inversiones de los fundos de agroexportación y a partir de allí dar facilidades de mercado a los pequeños productores, quienes deberían incorporarse a esos circuitos de éxito. Teoría pura, impracticable, tanto desde la perspectiva de los empresarios agroexportadores, así como de los supuestos beneficiarios. Esta generación espontánea de prosperidad no se ha dado en el mundo sin la activa y honesta presencia de un Estado, consciente que su intervención es subsidiaria.
- Por su parte Molinelli subraya que toda la normatividad para superar la pobreza ya está dada y que lo que no se sabe es cómo ejecutarla. Bueno, discrepo respetuosa pero radicalmente. Justamente lo que no hay es un programa nacional, integral, coherente que reforme lo que haya que reformar, e instale nuevas cédulas de cultivo y con organización empresarial rentable, propias del siglo XXI.
En síntesis, debemos negarnos a seguir con medidas cortoplacistas, que no resuelven el problema integral y se alejan de lo que debiera ser un programa debidamente estructurado, que apunte a una renovación del sector agropecuario.
Esto no quiere decir que el trabajo de Agrobanco de los diversos programas como el FAE Agrario y otros tantos que existan sean malos. No. Lo que pasa es que sus objetivos no apuntan a superar los problemas estructurales y son inconexos entre sí y la hipotética ejecución de todos ellos podría mejorar la calidad de vida de algunos, pero la gran mayoría seguirían atrapados en la pobreza.
¿ENTONCES QUÉ?
- No se logra entender que el problema agrario no es un tema que se afronta con medidas sectoriales, que resultan paliativos respecto a la magnitud del problema estructural.
- El problema agrario es un problema nacional, que compromete a todo el país y que por lo tanto el programa que se haga, debe bordear entre 10 a 15 mil millones de dólares en un período de 15 a 20 años. No hay posibilidad que el país, en su conjunto, tenga una sólida prosperidad si la tercera parte de su población está marginada del progreso, vive en la pobreza y no se alimenta de los beneficios del mercado.
- No se está trabajando los necesarios consensos políticos para desarrollar un programa estructural de largo plazo, más allá de las pretensiones de los tres o cuatro próximos gobiernos. Sin consenso en ejecutar las reformas, no hay posibilidades de realizar con éxito un programa sustantivo.
- Por lo tanto, se debe empezar con un agresivo programa de desarrollo educativo, de instrucción, que ponga sobre todo a los jóvenes en un nivel de competitividad propio del siglo XXI y que los haga pasibles de poder absorber conocimientos y tecnologías que renueven su forma de explotar los recursos naturales de que dispone. Se necesita un nuevo perfil de productores. Paralelamente se irán trabajando otros aspectos de la propuesta.
- Nos parece bien que las tres propuestas respeten la formalidad democrática y apuesten por hacer todo en el marco de la ley y si excepcionalmente se produjera la necesidad de expropiaciones, estas se hagan al contado y a precios de mercado. Lo cual implica que la “asociatividad” no es un fin en sí mismo, sino el medio por el cual se puede racionalizar y organizar un nuevo sistema productivo, en el que cada quien aporte los recursos que dispone.
- Esta nueva organización empresarial, visionada territorialmente desde la perspectiva de cuencas y subcuencas, tiene un prerrequisito: que quienes intervienen se tengan la confianza y lealtad entre ellos. Nadie hace una empresa ni compromete su patrimonio a la fuerza, ni por imposición. En tal sentido, la modalidad de asociación será una decisión de los propios socios. Es el Estado quien deberá dar las facilidades financieras y legales requeridas; los profesionales deberán demostrar la viabilidad técnica y económica de las nuevas unidades empresariales y el mercado nacional o externo mostrar sus bondades para obtener a precios de mercado la producción. No olvidar que se pretenden unidades con financiamiento, que de todas formas deberán devolverlos en plazos técnicamente convenientes.
- La asistencia técnica estatal deberá convocar a laborar en campo a lo mejor de los profesionales en las diferentes áreas. La asistencia técnica debe responder sobre la viabilidad competitiva de la producción. Por lo mismo deben ser los profesionales mejor pagados, de acuerdo a su formación académica y experiencia de trabajo y ser partícipes de los beneficios económicos de las empresas. Es cuestión de desburocratizar el citadino aparato estatal.
- Hay varios otros aspectos que demuestran que lo que se viene proponiendo desde el gobierno y la oposición será más de lo mismo y pasará un nuevo gobierno y la realidad agraria seguirá siendo la misma. A propósito, la programación de una reforma necesita actualizar catastros e información. Para ambos casos es conveniente realizar el V Censo Nacional Agrario.
Creo que puede iniciarse una nueva era en el sector. Respetemos y potenciemos lo bueno que ya existe, pero que los éxitos de hoy ayuden a rediseñar una nueva realidad sectorial, para dar un adecuado uso social a los recursos que como país tenemos y sacar de la pobreza a los casi dos millones de pequeños productores, sin cuya participación no habrá una economía social de mercado sólida, sostenida y viable, y en cambio corremos el riesgo de favorecer un insostenible liberalismo, cuya miopía social margina a las mayorías nacionales y arriesga la estabilidad y el éxito que el país requiere.
Revisa esta columna , además de todo el contenido de Agronoticias N° 487 ingresando al siguiente enlace.
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