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  • viernes 22 de noviembre del 2024

Teñir las aguas de riego para estudiar impacto de los pesticidas

Expertos han creado un modelo de la dispersión de las descargas de agua en los campos de arroz en la bahía del Fangar gracias a la rodamina, un colorante trazador.

02 de diciembre del 2021

El Delta del Ebro forma un ecosistema complejo donde las dinámicas naturales conviven con actividades productivas, como la pesca, la acuicultura y la agricultura. Es un equilibro frágil y para preservarlo es imprescindible conocer los efectos que tales actividades tienen en el medio que los rodea.

En el caso de los cultivos de arroz, motor agrario ebrense, una de las principales vías de impacto son las aguas de riego descargadas en el mar. Estos vertidos tienen una doble cara: aportan nutrientes en el ecosistema a la vez que contienen componentes tóxicos propios de los pesticidas que pueden afectar a la biodiversidad. Por eso, el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) y la Universidad Politécnica de Cataluña – BarcelonaTech (UPC) han desarrollado un modelo para determinar sus trayectorias en la bahía del Fangar y minimizar el impacto sobre la acuicultura de moluscos bivalvos.

Mediante la rodamina WT, un colorante rojizo soluble en agua, se siguieron los efluentes de las descargas y delimitar las zonas más afectadas. De esta manera, el experimento permitirá una reordenación final de las actividades acuícolas en la bahía a partir del establecimiento de una zona de transición de unas 80 hectáreas, excluida del cultivo de bivalvos para evitar riegos de salud animal y humana.

Además, aparte de enfocarse en la problemática del Delta, uno de los objetivos de la investigación era el establecimiento de un protocolo para aplicar esta medida de protección en otras áreas de producción de moluscos bivalvos del litoral catalán.

“En Cataluña ya hemos conseguido definir e implementar la metodología para establecer zonas de transición”, celebra la investigadora del IRTA de Sant Carles de la Rápita, Margarita Fernández.

El proyecto se puso en marcha el 2020 después de varios episodios de mortalidad extraordinaria de ostra adulta de talla comercial en algunos viveros de la bahía del Fangar durante los años anteriores.

 


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