La alimentación sostenible implica otro modelo productivo y más eficiencia

El presidente de ALAS, Juan Ignacio Senovilla, ha reivindicado, en un acto organizado junto a la Asociación de Periodistas Agroalimentarios de España (APAE) y la Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA), el esfuerzo de los agricultores por realizar una agricultura sostenible y rentable.

Ha reclamado el «aval científico» en la gestión de los recursos y más presupuesto para avanzar en la adaptación a las nuevas condiciones climáticas, que han obligado a los agricultores a poner dinero de sus bolsillos.

El director de la consultora Láinez Biotrends, Manuel Láinez, ha defendido que la agricultura lleva tiempo trabajando en la sostenibilidad ambiental, influida por el mercado, la tecnología y la legislación.

Ha citado estudios científicos que muestran cómo la concentración de carbono se ha incrementado en los suelos de España, excepto en los pastizales, y se ha reducido el ritmo de erosión con prácticas como las nuevas técnicas de cultivos, las cubiertas vegetales o la agricultura de conservación.

Según Láinez, en general los productores están siendo más precisos en el uso de agua, energía y productos fitosanitarios, sustituyendo los químicos por otras herramientas propias de la gestión integrada de plagas, entre otras medidas.

Alternativas en el campo

El profesor del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Fernando Valladares ha descartado que el mercado se vaya a regular por sí solo y ha abogado por un cambio de modelo que produzca menos alimentos y de más calidad, ya que actualmente se produce el doble de comida de la necesaria, a pesar de que se ha llegado a los límites planetarios.

A su juicio, la alimentación es un derecho antes que un negocio, por lo que «la eficiencia es una muleta para transicionar hacia otra solución» y dejar atrás problemas como el desperdicio alimentario, que consume recursos y emite gases de efecto invernadero.

Valladares ha asegurado que la receta implica mejorar la distribución y la producción de proximidad, producir menos carne, no emplear para animales comida apta para humanos, abandonar las macrogranjas, volver al secano en zonas secas y áridas, retomar la ganadería extensiva y extender la agricultura regenerativa.

La responsable de Alimentación sostenible en la organización no gubernamental WWF, Celsa Peiteado, ha solicitado una «transición justa que no deje a nadie atrás» mediante políticas públicas y ajustes en la producción que aborden la crisis del campo, la emergencia climática y la pérdida de biodiversidad.

El socio de la ONG ambientalista SEO/Birdlife José Eugenio Gutiérrez ha destacado el fomento de la biodiversidad en un proyecto de «olivares vivos», en el que se busca demostrar que «trabajar a favor de la naturaleza es más rentable que hacerlo en contra» y cómo se deben buscar soluciones para abarcar todo el sistema, implicando y conectando más a los agricultores con los consumidores.

El presidente de la organización europea de cooperativas agrarias (Cogeca), Ramón Armengol, ha mostrado el funcionamiento de su macrogranja familiar de porcino, que combina con la producción de maíz y manzanas, entre otras actividades.

El agricultor Ventura González ha detallado sus trabajos en Ávila por atraer polinizadores y aumentar la materia orgánica del suelo en su explotación de cereal y viñedo, mientras que en León el productor Héctor Llorente ha apostado por la reducción del consumo de agua y la eficiencia energética mediante el riego automático nocturno y optimizado en función de las necesidades del cultivo.

Fuente: EFE-Agro