

Un trabajo realizado por científicos argentinos y publicado en la revista académica The New Phytologist señala que la razón por la que las plantas crecen con mayor altura en respuesta a las temperaturas cálidas es mantener un adecuado balance de carbono de sus órganos y no para evitar un “golpe de calor”.
Hasta ahora, se creía que el crecimiento en altura de las plantas tenía como finalidad alejarse del calor extremo del suelo para proteger tejidos sensibles claves para su desarrollo y también para exponerse a una mayor circulación de aire con el fin de garantizar una mayor ventilación y enfriamiento.
Analizando los patrones de temperatura a escala global y de crecimiento de los tallos, “nuestro trabajo descarta esa hipótesis. Las plantas crecen más altas en respuesta a las temperaturas cálidas no para evitar un golpe de calor, sino para acceder a más luz y mantener un adecuado balance entre el carbono que las hojas fijan y el que liberan”, señaló Jorge Casal, investigador del Instituto de Investigaciones Fisiológicas y Ecológicas Vinculadas a la Agricultura (IFEVA) y jefe de laboratorio de Fisiología Molecular de Plantas de la Fundación Instituto Leloir (FIL).
El doctor en Biología e ingeniero agrónomo afirmó que “si en un contexto de calentamiento global no entendemos cuáles son las funciones de las respuestas que despliegan las plantas frente a las variaciones de temperatura, no estaremos en condiciones de desarrollar cultivos adaptables al cambio climático, un objetivo crucial para garantizar la seguridad alimentaria mundial”.
Casal y su equipo realizaron experimentos en cámaras de crecimiento y a campo con plantas de distinto origen geográfico de Arabidopsis, un modelo vegetal que comparte genes con los principales cultivos. Utilizando poblaciones de esta especie, compararon las respuestas de crecimiento a las temperaturas cálidas y a la presencia de sombreado por plantas vecinas.
“Sorprendentemente, las poblaciones que más respondían a temperaturas cálidas eran las que también respondían más fuertemente al sombreado”, subrayó Casal, investigador superior del CONICET y del IFEVA que depende del CONICET y de la Facultad de Agronomía de la UBA.
“Para mantener niveles apropiados de carbono, un balance apropiado entre lo que capta y libera, la planta crece, alargando su tallo para evitar la sombra con el fin de acceder a más luz y aumentar así sus niveles de fotosíntesis. De este modo compensa la pérdida de carbono que desencadena una alta tasa de respiración por el aumento de la temperatura”, agregó Casal.
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