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  • jueves 25 de abril del 2024

Sacha Inchi: Las innovaciones del IIAP que potencian su producción

El IIAP está por culminar cuatro innovaciones tecnológicas aplicadas en cultivos de San Martín

10 de octubre del 2020

El Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP) está por culminar cuatro innovaciones tecnológicas que permitirán el incremento de forma notable la producción a escala comercial del sacha inchi en cultivos de la región San Martín.

El Proyecto Sacha Inchi es un trabajo de investigación aplicado del IIAP liderado por el ingeniero agrónomo de la Universidad Nacional de San Martín Danter Cachique Huansi. La forman 20 investigadores (entre agrónomos, fitoquímicos, genetistas, entomólogos, tesistas y técnicos).

Ellos desarrollan las líneas de investigación de: sistemas de producción, mejoramiento genético e implementación de bancos de germoplasma de esta especie y de sus parientes silvestres. Esto desde que hace dos años IIAP inició el proyecto de validación de cuatro tecnologías en sistemas de producción a escala comercial en San Martín del sacha inchi.

Súper Sacha Inchi SAC y Agroindustrias Amazónicas, son dos empresas aliadas que además de exportar los derivados de la planta, poseen las plantaciones más extensas de este cultivo en el país. Y ellos son los aliados para poner en prácticas las mencionadas tecnologías.

“Las dos empresas aliadas en la región San Martín han adoptado la tecnología desarrollada por el IIAP para instalar las primeras 40 hectáreas de cultivo comercial de sacha inchi. Actualmente, los resultados se encuentran en la fase final de validación y son bastante alentadores, por lo que se espera que tras este proceso de validación, más agricultores de la región San Martín y del país podrán adoptar estas tecnologías como una alternativa para mejorar sus cosechas”, explicó Cachique Huansi.

El líder del proyecto explicó que la primera innovación del IIAP es la inducción floral. El sacha inchi tiene en cada nudo de sus ramas una parte femenina y varias masculinas. En época de cosecha se tiene solo una flor femenina y por ello un fruto de cada nudo. Así se “puede llegar a cosechar hasta 1.400 kilógramos de semillas por hectárea al año”. Pero se descubrió que varios botones femeninos pueden resurgir con una simple activación enzimática.

“Hemos encontrado la fórmula para activar esos botones y ello nos ha permitido que en cada nudo puedan emerger hasta cinco flores femeninas con sus respectivos frutos. De esta manera, la producción de sacha inchi se asemeja a la producción de uvas por la mayor cantidad de frutos tipo racimos obtenidos a lo largo de toda la planta. Esto nos ha permitido triplicar el rendimiento de grano seco por área cultivada”, aseveró.

La segunda tecnología, la “propagación clonal”, permite cosechar en menor tiempo al convencional. En Perú no existe la variedad de semilla del cultivo liberada en el mercado. Los más de 3.000 de hectáreas reportadas por el DRA San Martín son sembradas con semillas silvestres, lo que repercute en un bajo rendimiento.  Así que se buscó mejorar el material genético.

“Eso lo hemos conseguido seleccionando las mejores plantas de los sembríos para propagarlas vegetativamente mediante una técnica denominada ‘Enraizamiento de estaquillas en cámaras de subirrigación’. Esto permite reducir el periodo de producción de frutos, de ocho a cinco meses, lo que significa adelantar la cosecha en tres meses”, resaltó.

La tercera tecnología: Control de plagas y enfermedades a través del uso de los hongos trichoderma y micorriza que fortalecen la raíz del cultivo y actúan como biofertilizantes; además de ser eficientes en la reducción poblacional del gusano nemátodo, principal patógeno y problema fitosanitario que ataca de la planta. Estos ingresan a la raíz y se alimentan de ella dejando cicatrices donde ingresan diversos hongos nocivos que pueden matar la plantación.

Finalmente, la cuarta tecnología es un plan de abonamientos para aumentar la producción. Se pasó de 1.100 plantas por hectárea a 1.666. Así, junto a las otras tecnologías, se logró un aumento considerable en la producción de semillas: de 1.400 kilos a 4.200 kilos por hectárea. Su validación será a fines de año, momento en que se tendrán los resultados finales  empezar el proceso de liberación y transferencia tecnológica a productores de sacha inchi.

El sacha inchi (Plukenetia volubilis) posee un fruto con fuertes nutrientes. Según la Universidad de Cornell (Estados Unidos) determinó que el 48% del aceite del “maní de los incas” es omega 3; cinco veces más que el de maíz, olivo o soya. Destaca que este ácido graso -esencial para la formación del cerebro en la niñez y aliado en la reducción de niveles de colesterol en sangre.

Tras la elaboración de aceite de sacha inchi, los restos del “superalimento amazónico” se aprovechan para elaborar haría proteica, la misma que contiene ácidos grasos como omega 6 y 9, ácido esteárico, flavonoides y vitaminas A y E. Así, sirve de insumo de batidos nutritivos y otros alimentos funcionales. Mientras los granos se convierten en snacks de diversos sabores.

También es aprovechada para alimentar aves de corral y cuyes y obtener huevos enriquecidos con hasta 12% de omega 3 y carne potenciada. Además de poder crecer en pisos ecológicos desde los 40 metros hasta los 3.500 m.s.n.m. (aunque IIAP la domestica en ceja de selva desde 2015 al no necesitar mucha humedad y estar de forma silvestre en bosques secundarios).


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