Control de la “caballada” o “gusano ejército” en alfalfa

La “caballada” o “gusano ejército” (Spodoptera eridania), es una clase de insecto que se presenta en cultivos hospederos, como alfalfa, quinua, tomate, papa, espárrago, leguminosas, zanahoria y frutales.

En la Irrigación Majes, Arequipa, esta plaga tiene una alta incidencia, incluso las larvas llegan a ocasionar severas defoliaciones hasta “esqueletizar” a las plantaciones de alfalfa.

Después de cuatro años de investigación la Escuela de Ingeniería Agronómica y Agrícola de la Universidad Católica Santa María de Arequipa, pone a disposición de los interesados un paquete tecnológico amigable con el ecosistema, que consiste en trampas de luz, con feromonas y control biológico. Los mismos también pueden realizarse en las regiones altoandinas.

Aquí una breve explicación de cada una:

• Trampas de luz: Está compuesta de una estructura metálica que sujeta a un fluorescente de luz violeta. Los insectos adultos (machos y hembras) atraídos por el resplandor ingresan a un embudo y caen en una bandeja que contiene agua con detergente y quedan atrapados. Para mayor seguridad, cubrir la parte externa del embudo y recipiente con un plástico transparente, para evitar que los insectos se escapen. Cada trampa puede capturar 400 insectos adultos y con ello controlar su reproducción masiva. El agua se debe cambiar dependiendo de la cantidad de insectos atrapados.

• Trampas con feromonas: En una botella de tres litros hacer dos orificios laterales opuestas de 8×8 centímetros y colgarlo sobre unos parantes de metal o madera de 1.50 metros de altura. Luego, se debe introducir la feromona, cuyo olor se dispersará por la acción del viento en el ambiente, y los bichos se sentirán atraídos, y caerán sobre una solución a base de agua y detergente. Cada trampa captura entre 300 a 500 insectos, y se recomienda instalar siete por hectárea.

• Control biológico: Liberación de Chrysoperla externa, también identificadas como “alas de encaje”, “moscas de ojos dorados”, “leones de áfidos” o “crisopas”. Se debe liberar huevos o larvas en forma equidistante, unos cinco millares por hectárea.