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  • miércoles 24 de abril del 2024

Bosqueterapia, la cura al estrés y la ansiedad

Un estudio en Japón comprobó una reducción de 12.4 % de los niveles de cortisol, y la presión sanguínea se redujo en 1.4 %

10 de noviembre del 2019

Foto: Cortesía

El alivio o la cura del estrés y la ansiedad y otros trastornos similares, que en la mayoría de los casos son desencadenados por la presión de la vida moderna, pueden estar en los bosques.

Así lo demuestra un estudio del inmunólogo Qing Li, de la Escuela de Medicina de Tokio, Japón. Un paseo por un bosque o un parque aumenta significativamente la concentración de células NK (natural killer o asesino natural) en la sangre, un tipo de glóbulo blanco que previene infecciones y destruye células cancerígenas.  

Dicha técnica se denomina Shinrin-yoku o Terapia del Bosque o bosqueterapia, que surgió en 1982, por iniciativa de la Agencia Forestal de Japón e inspirada en la tradiciones sintoístas y budistas, que promueven la comunicación del hombre con la naturaleza, a través de los cinco sentidos. Los japoneses vieron en los bosques un recurso para aliviar estados de cansancio mental provocados por la exigencia de la vida moderna y la competitividad, y de paso darle valor a los mismos que cubren un 67% del territorio de dicho país. 

Desde el 2004, el Gobierno japonés ha invertido alrededor de 3 000 000 euros en investigación científica sobre los efectos terapéuticos de los bosques y cada año entre 2 500 000 y 5 000 000 de japoneses, afectados por el estrés, la hipertensión y la ansiedad, acuden a las sesiones de “terapia del bosque” en alguno de los 48 centros oficiales designados por la agencia antes mencionada. 

Pero la investigación sobre la relación favorable entre la humanidad y la naturaleza la iniciaron los psicólogos Raquel y Stephen Kaplan, profesores de psicología ambiental de la Universidad de Michigan, EE. UU, con el Servicio Forestal Americano, en la década del 70.

¿EN QUÉ CONSISTE?

El Shinrin-yoku o bosqueterapia consiste en un paseo relajado por el bosque, por lo menos durante dos horas, complementado con ejercicios de respiración guiados, previa a una evaluación de la presión arterial y otras variables fisiológicas (como concentración de cortisol en saliva) de los participantes. Al término de la sesión, se vuelve a medir la presión arterial, siendo   significativamente menores que en las personas que permanecen en un ambiente urbano.

Mediante un test realizado a 600 personas desde el 2004, el antropólogo y fisiólogo Yoshifumi Miyazaki, de la Universidad de Chiba, Japón, y su colega Juyoung Lee, comprobaron una reducción de un 12,4% de los niveles de cortisol en las personas que visitaban frecuentemente a los bosques, igual que la presión sanguínea, que se redujo en 1.4%.

 También las participantes del estudio mejoraron su estado anímico y redujeron el estado de ansiedad.  Para el antropólogo y fisiólogo Yoshifumi Miyazaki, los humanos hemos evolucionado en la naturaleza, por ello nos sentimos más a gusto en el bosque. En la cultura japonesa, la naturaleza es   parte de sus mentes y sus cuerpos.

La neurobiología ha confirmado que pasear o simplemente estar en un bosque disminuye la actividad de la corteza prefrontal, parte del cerebro donde residen las funciones cognitivas y ejecutivas como planificar, resolver problemas y tomar decisiones, es decir, conduce a un estado de quietud. En cambio, esa actividad se desplaza a otras partes del cerebro relacionadas con la emoción, el placer y la empatía. De ahí que se explicaría que una comida al aire libre despierta sensaciones agradables. 

Existen experimentos que sugieren que caminar por una arboleda de pinos, limoneros y cedros tiene un efecto antimicrobiano y supresor de tumores, merced a las fitoncidas (sustancias vegetales) que excretan dichas especies y que son usadas en la aromaterapia.

La terapia del bosque está empezando a masificarse en los países asiáticos de Japón y Corea, como un método de medicina preventiva, que muy bien se puede replicar en nuestro país.  

Sin embargo, la práctica del Shinrin-yoku no termina con el paseo por el bosque, sino para lograr mayores beneficios se debe abrazar al árbol, oler las hojas y flores de los árboles y plantas.

Japón proyecta tener para el 2025, unos 100 establecimientos de bosqueterapia o la práctica del Shinrin-Yoku, incluso algunas empresas facilitan a sus ejecutivos y trabajadores a practicarlos, al igual como la siesta de medio día que se está volviendo una práctica rutinaria en las grandes empresas niponas, con el fin de mejorar el rendimiento de sus empleados y prevenir enfermedades. 

Los tres niveles de gobierno, con los ministerios de Salud y del Ambiente por delante, deberían impulsar el establecimiento de arboledas, en lugar de fomentar la “siembra” de cemento, en prevención de enfermedades típicas de urbes congestionadas como la nuestra.


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